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Volcanes de Canarias

Modelo hidrogeológico del acuífero de Las Cañadas del Teide, Tenerife, Islas Canarias

 

Tipo: tesis
Título: Modelo hidrogeológico del acuífero de Las Cañadas del Teide, Tenerife, Islas Canarias
Doctorando: R. Marrero
Instituto Tecnológico de Energías Renovables, Tenerife
Universitat Politécnica de Catalunya
Año: 2010

Descargar: http://hdl.handle.net/10803/6277 (gratuita)

Introducción

Los estudios geoquímicos de acuíferos volcánicos en islas han permitido mejorar el conocimiento de la composición físico-química e isotópica del agua subterránea, de las condiciones de recarga, del grado de conexión con el sistema volcánico-hidrotermal, y del origen, edad y posibles mezclas de agua, así como identificar otros procesos que tienen lugar en el acuífero y que permiten obtener una visión más completa del origen de las mismas (Gonfiantini, 1973; Custodio, 1974b; Fernandopullé 1974; Gonfiantini, 1974; Gonfiantini et al., 1976; Custodio et al., 1987; Gislason y Eugster, 1987a, 1987b; Custodio, 1988; Gasparini et al., 1990; Veeger, 1991; Scholl et al., 1995, 1996; Capasso et al., 2001; Herrera, 2001; Van der Weijden y Pacheco, 2003; Hildenbrand et al., 2005; Muñoz, 2005; Cruz y Franca, 2006; Asai et al., 2009; Heilweil et al., 2009; Cruz et al., 2010).

La composición químico-física de las aguas subterráneas es función de una serie de variables y procesos que afectan al sistema con diferente intensidad y que pueden resumirse en: composición inicial del agua de lluvia, clima, relieve, vegetación, características de la roca (composición mineralógica, textura, porosidad, grado de alteración, fracturación y compactación), tiempo de residencia o de contacto, temperatura y presión, grado de agresividad del agua y existencia o no de aportes profundos o externos (Custodio y Llamas, 1976; 1983; Drever, 1997).

Los isótopos estables del agua (hidrógeno, oxígeno y carbono) complementan la información que proporcionan la composición físico-química de las aguas en cuanto al origen y mezcla con otros fluidos, basándose en el fraccionamiento que producen los cambios ambientales en la relación de las diversas especies isotópicas de ambos elementos (Giggenbach, 1992; Mook, 2002). A través de estos análisis se puede identificar, con la ayuda de los datos isotópicos del agua de lluvia, la cota topográfica de la zona de recarga de cada punto de muestreo y las posibles líneas de flujo preferenciales (i.e. Scholl et al., 1995, 1996; D ́Alessandro et al., 2004; Hildenbrand et al., 2005; Demlie et al., 2007; Paternóster et al., 2008; Asai et al., 2009; Heilweil et al., 2009).

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