Aún los geólogos tratan de descifrar qué factores condicionan o favorecen una erupción en el Teide-Pico Viejo. Sí se ha observado que la llegada de magma joven desde las zonas profundas es un mecanismo disparador de las erupciones explosivas del Teide. En ocasiones una erupción basáltica en el extrarradio de Las Cañadas ha funcionado de detonante de una reactivación de la cámara central de Tenerife. La historia geológica revela que este estratovolcán tiene muchas posibilidades de erupción. Entre los materiales que forman este edificio podemos encontrar desde una mera erupción de lavas hasta erupciones con una elevada explosividad que han cubierto de materiales volcánicos a diferentes partes de Tenerife. Los planes de emergencia volcánica deben aceptar todas estas posibilidades y tomar las medidas preventivas que procedan en cada caso.
Uno de los componentes que se barajan para anticipar las próximas erupciones de El Teide-Pico Viejo es su pasado geológico. En base al análisis de su historial eruptivo se pueden hacer estudios de probabilidad de cómo pueden ser sus erupciones en el futuro. Si deseas conocer cómo son los tipos de erupciones que se mencionan en este apartado, regresa a «¿Cómo se ha formado?».
Seguidamente detallamos los escenarios que pueden darse en caso de reactivación del complejo Teide-Pico Viejo. Esta información ha sido extraída del trabajo «Árbol de eventos de riesgo volcánico a largo plazo del Teide-Pico Viejo» (Martí et all., 2008).
Debe considerarse que este árbol de probabilidad tiene que irse ajustando según la actividad que vaya mostrando el volcán. El escenario puede ir variando según aparezcan determinadas circunstancias. No siempre una reactivación volcánica tiene porque terminar en una erupción tal como sucedió en 2004. En el siguiente cuadro se especifican los distintos escenarios a los que puede evolucionar una reactivación del sistema Teide-Pico Viejo. Entre paréntesis se establece un porcentaje, aproximativo, de probabilidades medias sobre 100%. Debe tenerse en cuenta que este cuadro tiene que ser entendido como una herramienta para planificar la emergencia y no como una previsión exacta de lo que va a hacer el volcán.
